POR QUÉ EL BARRIO SE DETERIORA?

AVV Maresme BCN

El relato del movimiento «por un Barrio Digno», continua. Esta vez desde la perspectiva del espacio público y la vivienda. ¿Por qué el barrio se deteriora? ¿De quién es la responsabilidad?

La respuesta es sencilla, la situación viene derivada de la dejadez continuada de las administraciones.

¿Por qué se ha asumido en el barrio lo que molestaba en otras zonas de Barcelona?

La flexibilidad en el cumplimiento de la norma, la tolerancia con las irregularidades y falta de control facilitó esa migración de perfil conflictivo y de bajos recursos al barrio, acentuando la brecha social ya existente. Posicionando la zona como la segunda con más ocupaciones de vivienda de toda la ciudad, esto llevó a la descapitalización de las comunidades, muchas autogestionadas que actualmente se ven colapsadas y con numerosos problemas de convivencia.

El barrio fue uno de los más azotados por la crisis. Cuenta con una de las rentas más bajas de Barcelona contrastando con la que existe cruzando la calle Llull, que la duplica. El porcentaje de población migrante (27%) está 10 puntos por encima que la media de Barcelona. El de personas con estudios superiores es de 11 puntos, la mitad sobre la media de Barcelona que está en 25. El precio de la vivienda también está en las franjas inferiores, facilitando a los especuladores comprar a precio de saldo, cronificando el asentamiento de rentas bajas en la zona.

¿A qué se deben estas cifras? ¿Y la devaluación del precio de la vivienda en la zona cuando precisamente en el resto de la ciudad está en alza?

La administración ha intervenido a nivel de pavimento y en algunas dotaciones municipales, pero ha mantenido un estado de excepción (sin precedentes en el resto de la ciudad) en la falta de control y cumplimiento de las ordenanzas municipales, permitiendo y colaborando en el deterioro progresivo de los edificios hasta la situación actual. Con el descaro de, actualmente, responsabilizar a los vecinos de la situación de sus edificios (que es fruto de su inacción administrativa).

Mientras en el resto de la ciudad obligan a pintar la caja de alarma del mismo color que la fachada del edificio para que no desentone, multan por ir sin camiseta u orinar en la calle (todo en base al cumplimiento de las ordenanzas municipales); multan también a los músicos callejeros si actúan sin permiso….En este barrio y exactamente con las mismas ordenanzas no ponen ni una sola multa por llenar las calles de basura (incluso en algunos casos arrojada desde los balcones), hacer barbacoas, dejar carros encadenados a las farolas; restos del “botellón” e infinidad de jeringas que invaden zonas de juegos… La impunidad es absoluta, se consienten los campamentos de colchones e indigentes en la calle y portales… Han permitido que las fachadas de los edificios se deformen y denigren su apariencia con crecimientos tumorales descontrolados, de antenas parabólicas, tendederos, aires acondicionados… hasta el punto en el que se encuentra hoy. Bajo la misma normativa que el resto de Barcelona, en esta zona no se ha hecho absolutamente nada por frenarlo. 

Ese aspecto descuidado y descontrolado de los edificios acentúa la marginalidad, lo que ha sido caldo de cultivo para la delincuencia. El deterioro y molestias que se generan en nuestro barrio pasan desapercibidos al mimetizarse en un entorno deteriorado, donde cuesta identificarlos y justifica la inacción de la correspondiente administración.

¿Dónde resulta menos molesto un piso ocupado y descuidado, en un edificio de apariencia cuidada o en nuestro barrio? En el primer caso pronto lo identifican como un problema a resolver, en el barrio del Besòs apenas se diferencia y las molestias sólo son asumidas por los vecinos que conviven, ante la absoluta pasividad e inacción de la administración. A la vez las numerosas ocupaciones le evitan a esa misma administración hacer frente a un problema de vivienda.

Un conseller de barrio literalmente me dijo: «Aquí miras el pavimento y está bien, pero levantas la vista y esto es lo que te encuentras…» lo que se encuentra al levantar la vista es el resultado de su carencia de actuación. Unos pisos construidos de manera deficiente por el Patronato Municipal de Vivienda como VPO, con recomendación de derribo que el ayuntamiento no ejecutó. Más tarde con informes agravantes de aluminosis, y siendo conocedores de la gravedad, el Patronato los vendió a los adjudicatarios sin asumir las responsabilidades. De esos fangos, estos lodos.

¿Dónde desentona un vagabundo durmiendo, el toxicómano y el grupillo de botellón y porros que lo dejan día tras día todo sucio? ¿A dónde se van a desplazar? ¿A un barrio cuidado y controlado, o en uno con el aspecto de nuestras calles, donde saben que se permite?

Originariamente este ha sido un barrio obrero, de gente trabajadora, que migraron en los años 60 a Barcelona para levantar el país y ganarse la vida trabajando…A base de excepción en el cumplimiento de las ordenanzas y de una deficiente gestión se ha transformado el barrio en basurero “sin ley ni orden”.

La falta de interés en integrar el barrio en la ciudad, la carencia de referentes monumentales, históricos o culturales que generen un tráfico de visitas e intercambio con el resto de la ciudad, ha favorecido el aislamiento perfilando un ” gueto criminal”.

Para transformar este panorama, se requiere un plan de actuación intensivo y específico, para recuperar la normalidad, el civismo y apariencia de un barrio obrero y digno, y solo es necesario el interés real de hacerlo. Más allá de la típica propuesta que figura en todos los programas de partido y que se queda en agua de borrajas una vez pasadas las elecciones municipales (en los que ya se cuidan de no especificar cómo lo harán). Más cuando el distrito es uno de los que ha movido las balanzas de voto en los dos últimos resultados, a favor de los que, teóricamente, tendría que ponerse de lado del más vulnerable i desfavorecido.